jueves, 31 de diciembre de 2020

MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL. CAPÍTULO FINAL (Por Antonio Blanco)

Y sin darnos cuenta, tras nueve entregas apasionantes, llegamos al final (bueno..., me he guardado algunos vídeos para ponerlos en otra entrada). 

Te vamos a echar de menos Antonio. Tanto los que hemos sido protagonistas de alguno de los recuerdos, como los que se han acercado al Hoyocasero de los 80 gracias a tus vídeos. Esperaremos a que pase la pandemia y procuraremos recordar en persona los buenos momentos que inmortalizaste con tú cámara.

Estamos profundamente agradecidos porque tu forma de exponer los hechos de nuestra localidad, tus relatos, nos han permitido descubrir lo afortunados que somos, hemos comprobado de primera mano que aquellos que nos precedieron eran personas humildes pero agradecidas, que supieron resignarse con lo que les toco vivir.

Decía Marco Tulio Cicerón: "tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás”. Así que....

¡GRACIAS DE CORAZÓN!

Pintura en la nieve.


En abril de 1986, Carlos, pintor y escultor de Hoyocasero, me invitó a que grabase una de sus obras en la nieve. Fuimos dos días a la plataforma de Gredos, me sentó en una ladera y cámara al hombro, me dijo: ¡desde aquí, a grabar!

Mientras yo pasaba frío y grababa, él se movía por la otra ladera, esparciendo unos polvos de colores con un colador. Casi nos fuimos calentitos a casa, porque a unos montañeros ecologistas no les gustó su obra.

Años después recordamos esos días en el Palacio de Abrantes de Salamanca, donde Carlos expuso sus esculturas.




Fiestas

 Seré sincero: No me perdía ninguna de los pueblos de alrededor. Desde Burgohondo a Navarredonda. Del otro lado del Puerto del Pico, las de Cuevas del Valle y San Esteban del Valle.   

 Tuve la idea de organizar una en Hoyocasero, el día 1 de agosto de 1987.

Antonio y su cuñado Luis, maestros en Ávila, se encargaron de idear pruebas para jóvenes y niños.  Luis, hijo de Primo, por su experiencia en el bar nos preparó una excelente sangría y solo faltaba la parte cultural.


Anastasio
, cura de Robledillo, dirigía un grupo de teatro de jóvenes de su pueblo. Me puse en contacto con ellos y todo fueron facilidades. Únicamente había que ir a buscar a los chicos en coche y así lo hice. Después de la obra “los hijos del labriego” y unos sketches sobre la actualidad nacional y local, debutó de forma altruista, el grupo local Ticket ante los suyos y así terminamos un día que nos salió redondo.

 Mi grupo de verano.

 Beni

Hijo de Antonia y sobrino de Iltrudes, las dos mejores amigas de mi madre. Era un tipo integro, que rezumaba carisma, de trato cercano y respetuoso. Nos organizaba en su corral partidas de mus. Las finalizábamos con unos exquisitos steaks a la pimienta, que él mismo preparaba, para terminar con tarta al whisky.  ¡como para adelgazar!

Excelente pintor, funcionario y empresario de la enseñanza especial. Aunque por un tiempo intenté su teoría de fricciones matutinas con agua fría, para evitar la caída del cabello, en mí no surtió efecto alguno. Quizás se le olvido decirme que tenía que ser agua de Lourdes o Fátima.  

  Zubi, jefazo de los laboratorios Janssen, con solo oírle su expresión más característica “a picar a la mina”, cuando nos pasaportaba a pagar a la barra del bar, te dabas cuenta que aun sin la gorra de Pichi, estabas ante un castizo madrileño, a pesar de su apellido.

Espero que, a estas alturas, la historia de la perra “careta” sea bien conocida en el pueblo, aunque el único que la contaba de forma magistral era Angel Zubi. Nos tenía boquiabiertos a la puerta de mi casa, hasta que el fresco de las noches se convertía en frio.  

 Su otro cuñado, Carlos, cámara de TVE, nos ponía al día de los cotilleos de la casa y me criticaba los tirones que daba a la hora de grabar y eso que yo pensaba que lo hacía bien.  

Hablando de cotilleos, debéis de saber que aprovechaba la partida en el bar con Agustín, (hijo de Silviano) y exbatería de Julio Iglesias, que nos alucinaba con   las rarezas y manías del cantante. En ocasiones fui pareja de partida del guaperas Chema, joven guardia civil que traía loca a más de una muchacha. También Luis, a quien años después saludé casi en secreto, en las inmediaciones del estadio Helmántico, cuando bufanda al cuello bajaba de un autobús con seguidores de la Real Sociedad.


 Puedo presumir que, en el año 1987, me proclamé campeón del torneo de mus. Más por méritos de Luis (hijo de Foche), que por los míos. De todos modos, mis “faroles” en algo contribuirían, digo yo.

  



Fiestas de Hoyocasero

 Hoyocasero tenía dos fiestas principales:

 Romería del Cristo de los Santos  

 

Después de Semana Santa, era la primera disculpa que tenían Los madrileños para acercarse al pueblo. No era en fecha fija y dependía de la Semana Santa. Después de los bailes a los sones de la gaita de tío Marcelo, siempre acompañado de su hijo Ricardo, que tocaba el tamboril.  Merendaban en torno a la ermita del Cristo y las tumbas celtas.

 A alguno tuve que atender al día siguiente, porque seguía todavía de un contento subido. Es lo que tiene tanto fervor.

 Virgen de las Angustias


 
La otra fiesta importante era la de la Virgen de las Angustias, el 15 de septiembre.

El día anterior por la noche tenía lugar el concurso y desfile de disfraces.

Promotor de los mismos fue Domi (pastelero), que implicaba a toda la familia y animadores, presentadores de los mismos Alberto (hijo de Venancio el carnicero) y Miguel (hermano de Neme).

El pueblo recibía ese día a multitud de forasteros, procedentes de los pueblos limítrofes, en su mayoría.

Se olvidaban las disputas, se mezclaban nativos y foráneos, grandes y pequeños y todos a disfrutar. Lo sentían como algo suyo. Diseño y coreografía la llevaban en absoluto secreto.  Con puestas en escena propias de las mejores películas, aunque por medio hubiera algún corte o machucón en la elaboración de los mismos.

Nuria Terreros, la hija del cazador, dirigía y corregía las posturitas y bailes de los jóvenes y niños que hacían las delicias de abuelos y padres. Quizás entre ellos estuviera el sucesor de Michael Jackson o de la bailarina de Flashdance.

Si ha salido alguno perteneciente hoy día al “famoseo” lo desconozco. Únicamente recuerdo a Cristina López Schlichting (COPE) y su hermana Patricia (azafata de Un, Dos, Tres), pero seguro que habrá más que escapan a mi conocimiento.

En esos años, el vídeo era una novedad y al día siguiente lo proyectaba en el escenario de la plaza, porque ningún bar tenía tanto aforo.

 Misa y procesión

 El 15 de septiembre. Era el colofón al verano. Misa y procesión. Algún año deslucido por la lluvia. Acudían a misa con sus mejores galas. Presumían del crecimiento durante el verano de sus hijos y nietos.

Tras la procesión, todos veíamos en este día el final de las vacaciones. El retorno de los suyos a Vizcaya o Madrid.  El pueblo volvería a la rutina y tranquilidad de los pocos que quedábamos en él.

Algún hijo/a advertía a sus padres que no fueran tan dejados y que cuando tuvieran el más mínimo síntoma acudieran a D. Antonio. Yo les decía: ¡Faltaría más, es mi obligación!

 Los mayores asentían, pero los primeros días lo pasaban mal.

 Las calles enmudecían y aun resonaban los ecos festivos para los que nos quedábamos y debíamos seguir la misma rutina: la escuela, el campo, el ganado, los paseos por el Pinar y por supuesto los dolores y achaques de los más mayores

 Despedida.

 Era consciente de que todo aquel que pasara por delante de mí cámara, corría el riesgo de ser reconocido años después, comprobando el inexorable efecto del tiempo sobre los protagonistas y despertando las risas, sonrisas o lágrimas de emoción.

A grandes rasgos estas fueron mis vivencias durante el tiempo que permanecí entre vosotros.

Sin duda esos días, marcarían mi futuro, tanto en lo personal como en lo profesional. ¡Quién nos lo iba a decir a tío Goyo y a mí, cuando lo encontré aquella fría tarde de enero de 1984!

 Ruegos

 Ruego me perdone quien crea que pudiera haber errado en el ejercicio de mi profesión.

Ruego me perdone quien se haya sentido agraviado/a por mí olvido y no le haya mencionado, o no lo suficiente como merecía.

 Ruego me perdone quien se haya podido sentir receloso/sa   por algún comentario, hecho sin la menor maldad, sobre él o algún familiar.

Ruego me perdone a quién haya golpeado su memoria por devolver imágenes que estuvieran en lo más profundo de su ser y que la nostalgia del pasado le haya hecho derramar alguna lagrima en su corazón.

 Mi única intención ha sido rescatar del olvido, a los hoy adultos pero niños de entonces, y homenajear a la generación que besaba el pan cuando se caía al suelo y que a buen seguro como estrellas en el cielo rigen nuestros pasos.

 Gracias

 Gracias a todos y en especial a Mercedes por haberse acordado de aquel médico de la perrita.

 Me ha demostrado ser una enamorada del pueblo, sus parajes y sus gentes.

Salvador, el maestro, me confesó que era de 10 porque el once no existía.  No es de extrañar que haya llegado donde lo ha hecho. Parafraseando a ella misma, siempre la recordaré como la chica que supo labrarse un brillante porvenir dentro “del abanico de posibilidades” que la sociedad ofrecía a las jóvenes mujeres en aquella época. Llevando muy a gala su procedencia del medio rural.

Agradecida y entrañable. Hasta la hice madrugar en una ocasión, pensando equivocadamente que su horario coincidía con el mío.

Aunque nunca le llegaré a perdonar el día en que me amenazó con cortar la conversación: “Bueno Antonio, perdona, pero me tengo que ir a hacer la comida”. ¡Si solo llevábamos hablando una hora!

Acabo de hablar en estos momentos con María, su madre, a quien de forma personal he querido agradecer que haya conocido, aunque sea por teléfono, a Mercedes. Hemos recordado los buenos y no tan buenos momentos vividos entonces.

Después de dar un buen repaso a los de antes y a los de ahora, me ha enseñado que a pesar de los reveses que le ha dado la vida, nunca ha perdido la resignación y el sentimiento positivo de la vida. En definitiva, me ha recordado a aquellas gentes laboriosas, de carácter sencillo y agradecido del que me hablaron mis compañeros nada más llegar al pueblo.

Hoy día trabajo en Salamanca. Me honra hacerlo en el Centro de Salud Sisinio De Castro. Lleva el nombre de mi gran profesor de Patología General. Ejemplo, no solo por sus conocimientos médicos, sino por su cercanía al paciente. De él aprendí que un alto porcentaje del éxito en el ejercicio de la medicina, radica en saber escuchar.

 Os doy las gracias por haber sido mis escuchantes, y haberme permitido acudir al baúl de los recuerdos para transformarlos en experiencias positivas, como terapia a los convulsos momentos que vivimos.

 Seguro que vuestros padres y abuelos tendrán para contaros anécdotas más gratificantes y próximas a vosotros. Sacad tiempo, disfrutad de ellos y ¡escuchadlos!

Gracias a la familia de Mercedes y a la mía, a quienes hemos privado de un tiempo que se merecían.

 Gracias a todos. Espero haberos convencido que nunca os olvidé.  Hasta pronto.

¡Cuidaos!

 Feliz 2021.

 

HOYOCASERO Y SUS GENTES, SIEMPRE EN MI CORAZÓN.

 

Antonio Blanco.

 






 


jueves, 24 de diciembre de 2020

Navidad 2020

 ¡FELIZ NAVIDAD!


La celebración de Navidad 2020 y Año Nuevo 2021 será distinta debido a la pandemia de Covid-19. Toca celebrar a distancia, tomar medidas de prevención para cuidar nuestra salud y la de nuestros seres queridos.

A pesar de todo lo que hemos perdido, también hemos aprendido a valorar las cosas más importantes, la familia y la salud. La tecnología ha suplido la distancia y nos ha hecho más llevadero el distanciamiento, incluso hemos tenido reencuentros.

Deseando todo lo mejor, os deseamos una Feliz Navidad y os remitimos un enorme abrazo virtual.

martes, 15 de diciembre de 2020

MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL

EL PODER DE LA MEMORIA

Antonio grabando en Hoyocasero

Existen estudios sobre la memoria, donde se ha demostrado que recordamos lo verdaderamente importante, lo que es capaz de emocionarnos, porque activa en nosotros las regiones cerebrales y las hormonas que ayudarán a guardar ese recuerdo. En cierta ocasión, alguien preguntó a  Albert Einstein  lo que hacía cuando tenía una idea nueva, si la apuntaba en un papel o en un cuaderno especial. Al parecer, el sabio contestó con contundencia: “Cuando tengo una idea nueva, no se me olvida”.

Tal y como recoge Ignacio Morgado Bernal en la publicación Cuerpo y Mente, "cuando algo nos emociona tanto como una idea nueva e interesante, es casi imposible olvidarla. Lo que nos emociona no se olvida, y no importa que sean alegrías o disgustos".

Antonio Blanco se encuentra culminando la última entrega sobre sus vivencias en Hoyocasero, creo que no me equivoco al decir que sus historias nos han traído recuerdos inmejorables de nuestra localidad, casi que hemos subido a una cápsula del tiempo y por arte de mágica hemos regresado a 1985; hemos disfrutado de como era nuestro pueblo, nuestra escuela, e incluso de nuestras fiestas. Reído por nuestras vestimentas y llorado por los que ya no están, pero, que durante esos segundos han vuelto para quedarse junto a nosotros.

Entre los vídeos que me mandó está este de tío Martinillo, una imagen de los más cotidiana para aquella época. En su testimonio queda patente que a la gente de Hoyocasero le importaba y mucho, donde iba y venía su médico, con quién había estado o con quien estaba, no solo intuíamos su ubicación por "Seni"...



Personalmente voy a echar de menos las conversaciones, sobre todo en fin de semana cuando recorre Salamanca andando, los wassap donde me enviaba los enlaces de los vídeos, su interés por fulanito o menganito... (aunque no lo creáis tiene información de primera mano de la situación actual de nuestra localidad). Ya os dije que es una persona afable, alegre y muy activa, pero además me faltó un adjetivo que resume muy bien su personalidad: es muy GENEROSO, podía haber declinado compartir todo lo que conserva de Hoyocasero, y no renunciar a su tiempo personal (que no ha sido poco), pero sin embargo se embarcó con ilusión y diligencia. Antonio nos ha sorprendido a todos, por lo que queremos adelantarle públicamente nuestro agradecimiento. ¡GRACIAS POR TANTO!.....


Al visualizar el vídeo, una vez más reactivaremos esa parte emocional del cerebro y a buen seguro que recordaremos los preparativos de los disfraces, aquellos finales de agosto donde recogíamos los cartones de las tiendas, las pastelería, de donde los electrodomésticos. Las compras compulsivas de puntas, pintura titanlux, o tela  en los comercios, donde no pagábamos, nos fiaban apuntándonos las deudas en el cuaderno (todos teníamos la esperanza de ganar para saldarlas después de la fiesta). O los ensayos en el campo de fútbol de como sería la actuación.


También vamos a ver nuestras dotes de baile, ¿os acordáis del festival que preparó Nuria?, para algun@s aquella fue nuestra primera incursión en el mundo del ballet, la verdad es que fue todo un espectáculo.

Aquí queda el testimonio gráfico y los recuerdos tan maravillosos que reactivan nuestra memoria.







miércoles, 2 de diciembre de 2020

MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL VIII (escritas por Antonio Blanco)

 

CAPITULO 7. LOS TRES CURAS Y EXCURSIONES CON PENSIONISTAS.

Los curas

Siempre mantuve buena relación con el clero. Conocí a tres de ellos, de este a oeste fueron:


D. Lute.

 Ejercía en Navalosa desde su juventud. Se implicó en la reforma total de la iglesia y en la construcción del puente. En más de una ocasión ejerció de médico, curaba a los jóvenes y en ocasiones los transportaba en su propio vehículo al hospital. En definitiva, una bella persona, con una labor pastoral impecable, aunque tuviera detractores por el arreglo de la talla de S. Felipe.

Celestino también vivía en Navalosa.  Promotor y defensor de los ancestrales cucurrumachos de Navalosa. Siempre le recordaré con sombrero blanco, impermeable negro y tocando el acordeón para invitar a sus paisanos a pasarlo bien, desde el balcón del ayuntamiento. Aún conservo varios poemas, que el propio Celestino me regaló.  

Me sorprendió la noticia del Diario de Ávila:  D. Lute, agredido por Celestino, en la calle, a plena luz del día.



Aunque Iglesia y carnaval nunca han casado bien, tampoco ese era el motivo y todo el mundo se quedó perplejo.  

Entre bromas le insinué a D. Lute que, quizás en el cruce, hubiera mirado mal a Celestino. Con su sorna me respondió: “Antonio, como iba a mirarlo mal si este ojo lo tengo de cristal”. Siempre se quejaba de que, en los duros inviernos, se tenía que colocar el ojo casi congelado cuando lo sacaba del vaso.

Durante varios días el bueno de D. Lute lo pasó mal por el acoso de los medios informativos, llegando a ser por unos días tan famoso como su homónimo y paisano mío.   


D. Lute  y la prensa

En 1969 el joven D. Lute intervino en TVE. Era un programa del afamado Tico Medina sobre los “perreros”, de la sierra. Llamados así porque eran niños de la inclusa, acogidos por familias a las que el gobierno daba las “perras”, para su mantenimiento.

En otra ocasión, durante una fría tarde de invierno en 1984, mientras estaba en el chalet de Pepe “canario”, se presentó un periodista madrileño. Preguntaba por D. Lute, quien había obtenido unas fotos que pocos llegamos a ver. En ellas se veía un feto muerto en un corral, con pelo de oveja, cara de niño y pezuñas.  D. Lute satisfizo mi curiosidad y yo al menos las llegue a ver. Nunca se volvió a saber más del asunto.

Falleció en junio de 2013.


D. Victorio.

Cura de Hoyocasero, era el mayor de los tres y por tanto un cura de los de antes. Siempre con sotana.   Se actualizaba de forma constante mediante literatura religiosa durante los paseos y si los catarros se lo permitían, transmitía a los feligreses, en la homilía del domingo, los conocimientos adquiridos  

Además de la fe ciega que tenía en el jarabe Elixifilin, que lo bebía como el que bebe agua, reivindicaba los inyectables desde el primer día. Recuerdo que me decía: “D. Antonio, sabe Vd. que a mi hasta que no me pinchan no se me pasa el catarro”.

 Lo que no llegué a entender cómo se podía coger esos catarrazos, porque debajo de la sotana llevaba una chaqueta de lana gruesa, camisa blanca, y camiseta de felpa. Digamos que el único cambio en su indumentaria era que, en invierno y otoño, llevaba boina y en primavera y verano no.   Un poco bastante sordo, utilizaba prótesis auditiva y me confesó que cuando no le interesaba el tema a tratar, retiraba la prótesis y asunto zanjado.

Era uno más de la partida de cartas que Pablo organizaba a la puerta de su casa junto con D. Marti y tío Goyo.


Más de una vez, le vi echando cuentas y asesorando a Carlos en la Caja Rural sobre asuntos financieros.  Aunque en alguna ocasión el pueblo se le sublevara por motivos económicos, a mí siempre me pareció una excelente persona y muchos consiguieron su vivienda gracias a prestamos ventajosos negociados por él. No me cabe duda que por sus conocimientos financieros si se lo hubiera propuesto, hubiera llegado a lo más alto de la Banca Vaticana.

D. Pablo.

Era el más joven de los tres. Destinado en S. Martín del Pimpollar.  Polifacético, lo mismo capitaneaba el equipo de futbol de los jóvenes de S. Martín, que se bañaba en las frías aguas del Alberche durante los inviernos. Daba clases a los jóvenes del pueblo de yoga y sevillanas.

Pablo era el mejor ejemplo de la generosidad y solidaridad del buen cristiano.

 Le conocí cuando una tarde visité a mi compañera Rocío y me encontré a un joven que pintaba su casa. Era Pablo que de forma voluntaria había cambiado su habito de cura por el de pintor.

Me pregunto hasta donde hubiera llegado Pablo si hubiera dispuesto de los medios de comunicación de hoy en día.

Ironías del destino, la mordedura de un perro en una pierna, puso de manifiesto un sarcoma de partes blandas, tumor rarísimo en jóvenes, y, como consecuencia del mismo, falleció el día 8 de octubre de 1984.  Jóvenes y mayores de S. Martín y otros pueblos lloraron su muerte, en un entierro multitudinario.

 


 Excursiones de pensionistas. Hogar de pensionista

Sin duda este es uno de los episodios que más ilusión me hace recordar, de todo lo vivido entre vosotros.

La agricultura y más las exigencias de la atención al ganado, habían atado de por vida a la gente mayor y a algunos jóvenes a entornos como la Lastra, el Puente de las Gallinas, el Praillo, los Mijares, la Cepea, los Linarejos, el Tejar, pero en el que todos coincidían una vez al año era en el paraje de Los Santos, donde se encuentra la ermita, para honrar al Cristo de los Santos

Pensé que quizás se atrevieran a conocer otros horizontes más allá de La Puente y montándolos en un autobús, al menos ese día se les olvidaría la artrosis, el asma y otros achaques.

En ninguna de las tres excursiones tuvimos el más mínimo contratiempo y las bolsas preparadas para el vómito volvieron vacías.

Ninguno se rindió a los rigores de las altas temperaturas y si hubiéramos programado otra, seguro que hubiéramos vuelto a llenar.

Esos días suspendía la consulta, sin solicitar ningún tipo de permiso a nadie para ausentarme, dejaba a Juan Carlos encargado de las urgencias y …a viajar.

Primera excursión.  Alba de Tormes. Salamanca

 El día 9 de julio de 1986 en compañía de los 56 primeros intrépidos voluntarios, madrugamos para conocer Salamanca. Desde mi asiento delantero oía las anécdotas que les habían ocurrido en su mocedad en los distintos lugares por los que pasábamos: Cueva del Maragato, fuente del puerto de Menga, etc.

Al pasar por la Hija de Dios, Pedro, presumía de población que le vio nacer, aunque que había sido guarda forestal de Hoyocasero durante muchos años, hasta su jubilación. Pasamos Villatoro  y, enfilamos hasta Piedrahita, donde todavía alguno había ido al notario. Pero fue pasar a la provincia de Salamanca y era, para la gran mayoría, tierra por descubrir. ¡Con lo cerca que estaba!

 La semana anterior a la excursión visité a Jose Yañez, alcalde de Alba de Tormes para que    nuestros mayores se sintieran importantes en su pueblo, y así fue.

Al alcalde se unió la Junta Directiva del Hogar de Pensionistas de Alba, para recibirnos y agasajarnos con un refrigerio, las típicas almendras garrapiñadas y dulces de Alba. Tras unas jotas, nos acompañaron a ver el brazo de la Santa. En respuesta a tal gratitud, les invitamos a visitar nuestro pueblo. Recuerdo a Carmen y Fidel que me decían: D. Antonio y si nos devuelven la visita ¿Dónde los metemos?


La gran pérdida de Mariano “cacharrero”

Emprendimos camino a Salamanca. Mis padres estaban deseosos de actuar como cicerones de nuestros mayores. El calor apretaba a mediodía, y después de explicarles las características de nuestra famosa Plaza Mayor, todos buscamos la sombra, calle S. Pablo abajo, hacia S. Esteban. Cuando me disponía a explicarles la famosa fachada del convento, alguien dijo: ¡Mariano “cacharrero” no está! .

¡mecaguen la mar serena!  Sabía de los problemas prostáticos de Mariano, pero búscate a un señor bajito, que andaba despacio, vestido de negro y boina. Volví sobre mis pasos de nuevo a la Plaza Mayor.

Parecía que se lo había tragado la tierra.

 Por más que pregunté a la gente, nadie me daba razón de él. Os recuerdo que por entonces no existían los teléfonos móviles.  

Después de un buen rato preguntando por él a camareros y estudiantes, le encontré sentado en las escaleras del Corrillo. Me dijo que había tenido que ir al servicio en un bar y que él suponía que debíamos de pasar por allí para unirse de nuevo al grupo. A partir de aquí, se convirtió en mi turista escoba. Me daba más miedo que un nublado perderle de vista.

Nemesio nos recomendó un restaurante al que él iba a comer todos los días, se llamaba Lord, en el barrio Garrido. Era frecuentado por los jugadores de la UDS. Recientemente he conocido que también los famosos Raúl y Cañizares del R. Madrid comieron en él.

No creo que, en su vida, Nemesio haya vuelto a comer en Salamanca rodeado de tantos paisanos.

Después de los correspondientes brindis y cánticos de sobremesa, volvimos al pueblo.

En el camino decidimos lo importante que sería registrar la Asociación de Pensionistas de Hoyocasero, para recibir ayudas económicas.

 A los pocos días me entrevisté con el presidente de la Asociación de Pensionistas Virgen de las Nieves de Navarredonda, me dejó los estatutos de la misma, hice copia y el día 10 de marzo de 1987, llevé hasta Ávila a Lorenzo Fernández (presidente), Obdulio (secretario) y Fidel (tesorero), registramos en el Gobierno Civil la Asociación Virgen de las Angustias.

La experiencia salmantina, se corrió por el pueblo, e hizo que la segunda excursión a la Granja y Segovia fuera más numerosa.

Segunda excursión. Segovia

El problema más importante era reservar para comer 90 personas, en local refrigerado y con un menú digno y accesible para todos.

 Todavía recuerdo a María, la de Primo, boquiabierta al ver los tapices del palacio de Riofrio, ¡Qué pena que no fueran de la medida de mi salón!, me decía. Y aunque la fuente del Chorrillo tuviera agua de manantial bien rica, hubiéramos admitido en el pueblo cualquiera de la Granja.

Tercera excursión. Toledo

A Toledo fuimos el 9 mayo de 1987. También sufriendo los rigores del calor.  Tras la visita a la Virgen de Prado en Talavera, nos presentamos en Toledo, subiendo y bajando calles, Visitamos todo lo visitable, Catedral, Sinagoga del Tránsito, Alcázar etc. A buena marcha a pesar del calor, sin rezagados ni perdidas. Repusimos fuerzas en la Venta del Aire, y entre chistes y canticos regresamos al pueblo. Sin duda Félix e Isidra demostraron que podrían haberse dedicado al buen cante.

 


Aquí tuve la ayuda de Carlos (Caja Rural) y Rufi   que iban al tanto en el segundo autocar. Siempre atando en corto a Mariano “cacharrero” que aguantó como un valiente. 

Nunca olvidaré a Pedro el conductor de las tres excursiones. Animador y excelente profesional.

Después de organizar la primera excursión, todos coincidían en que, si fuera posible, la empresa pusiera para ese servicio a Pedro. Y así fue.






Lorenzo Fernández, como presidente de la Asociación de Pensionistas Virgen de las Angustias me invitó en marzo de 1990 a la inauguración del Hogar del Pensionista en la plaza.

Si existiese la curva de la felicidad, sin duda este día estaría entre los más altos de la misma en mi vida. Aunque os confieso que se me escapó alguna lagrima, cuando al pasar por mi puerta ya no estaba vigilante mi perrita Seni.

Tras el discurso de Lorenzo, Mere como alcalde y otras autoridades locales y provinciales, vino la merienda. Servida por Primo y María como buenos expertos tras la barra.

A los postres, Paco (hijo de Lorenzo) y el nuevo Cabo de la Guardia Civil, pusieron la música y como siempre a bailar.  


Aún mantengo vivo el cariño de esos mayores, que se portaron conmigo como unos verdaderos Padres. A quienes les tocó vivir la dureza de otras épocas. Aceptando con entereza reveses en la vida, que les curtieron la piel. Trabajadores tenaces y voluntariosos por sacar adelante a los suyos.   Generosos, agradecidos y merecedores de ser el mejor espejo en el que mirarse la generación actual y las futuras.

Si alguien tiene alguna duda, que le pregunte a Obdulio.

  ¡VAYA GRUPO DE VALIENTES!




Tranquilos, solo queda un capítulo….

miércoles, 25 de noviembre de 2020

MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL VII (Superación)


A lo largo nuestra vida nos vamos a encontrar acontecimientos que nos pueden resultar tristes o dolorosos, estos pondrán provocar un sufrimiento que a buen seguro trastocarán nuestro optimismo, incluso nuestras ganas de seguir. Pero, como escribe Arantxa Alvaro Fariña para la Mente es Maravillosa "el secreto está en saber afrontar la adversidad y en cómo nosotros dejamos que nos afecten esos acontecimientos, cómo los asumimos y los gestionamos para que no nos paralicen, ni nos hagan perder la ilusión de vivir".


Seguro que todos conocemos a personas que ante una situación difícil saben sacar lo mejor de sí mismas y mostrarnos su mejor sonrisa, esas personas son denominadas "resilentes" y de esas personas debemos aprender para que no nos superen las emociones negativas.

Estoy convencida de que cuando veáis el siguiente vídeo vais a localizar y reconocer a muchos "resilentes", todos los que salen en él nos enseñaron una lección de superación y de crecerse ante las adversidades.


Vídeo procesión Virgen de las Angustias 1985.


 
Antonio no quiere que pensemos que los momentos de adversidad en Hoyocasero le marcaron más que los buenos, por lo que tras publicar la pasada entrada, me llamó para pedirme que publicáramos los vídeos de las fiestas de la Virgen de las Angustias de ese año (1985), el del campeonato de Calva y el partido de fútbol (estamos prácticamente iguales). Todos los que le conocen saben que es una persona super activa, alegre y optimista. Tiene una memoria privilegiada, con su conversación fluida te lleva a su terreno rápidamente, por lo que tras hablar con él un rato, a buen seguro que le habrás dado la razón en lo que te haya propuesto.


Aprovecho esta breve entrada para deciros que el parto al que asistió fue en San Martín de la Vega del Alberche, y que él acudió durante la noche del 9 de marzo de 1985 si bien la niña fue inscrita el día 10 porque ya fue de madrugada. Gracias a la colaboración de los vecinos de Cepeda de la Mora, San Martín de la Vega y de Hoyocasero hemos localizado a la "niña" quién en la actualidad reside en una localidad segoviana.
Antonio con Maradona

Antonio, ya está inmerso en su siguiente relato, ahora dice que viene lo mejor..., nos tiene a todos en ascuas.








viernes, 20 de noviembre de 2020

MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL VI (Escritas por Antonio Blanco)

 Horacio, en el año 65 a.c., dijo:"La adversidad tiene el don de despertar talentos, que en la comodidad hubieran permanecido dormidos"

Nuestro relator, también tuvo sus momentos difíciles en la localidad, hoy nos encontramos con las vivencias que a él le resultaron más amargas. 

Dicen que hay que tener empatía, es decir ponerse en lugar del otro para entenderlo, cuando hoy revivamos con él esos momentos a buen seguro que entenderemos sus desvelos y su lucha constante por mejorar.

Vista Aérea de Hoyocasero

En dos ocasiones estuve tentado de irme a vivir fuera del pueblo.

La primera fue cuando en enero de 1985, al igual que en enero del año anterior, se congelaron las tuberías. Mis peticiones al Ayuntamiento para que fueran forradas fueron desestimadas.  Con el agravante de que, en ese mismo mes, me fue denegado el lote de leña por no estar empadronado, aunque pernoctara y pasara todos los días en el pueblo.

    Según el secretario del Ayuntamiento, el pueblo disponía de una economía más que saneada gracias al Pinar. Su respuesta era siempre la misma: “Con los ingresos que genera el corte de un pino, se arregla lo que haga falta”. Era la teoría porque, en realidad, ni se había remodelado el consultorio ni se había abordado el problema de las tuberías de mi casa-consultorio.

     La segunda ocasión vino como consecuencia de lo siguiente:

    El problema del centro de Guardias en S. Martín del Pimpollar.

 El malestar entre los cinco médicos de la zona iba en aumento contra una Administración que nos negaba medios materiales, de transporte, falta de personal de enfermería y sobre todo, a lo que no estábamos dispuestos, era a continuar con la esclavitud horaria del servicio durante 24 horas.  

El día 24 de junio de 1985, Juan Carlos, Rocío, Javier y yo mismo, fuimos recibidos en Valladolid por Joaquín Estévez Lucas, alto cargo de la Junta de Castilla y León.  Nuestra aspiración era conseguir un centro de guardias y un horario de trabajo como cualquier trabajador.

Nuestra solicitud fue tenida en cuenta y en julio de 1985, se puso en marcha el centro de guardias en S. Martín del Pimpollar. 

De nuestras reivindicaciones tuvieron conocimiento tanto Pedro, como alcalde, como Fernando, secretario del ayuntamiento de Hoyocasero..  A ellos se lo comuniqué personalmente.

Centro de Guardias De San Martín

 Desconozco como se negoció el asunto en el Ayuntamiento, pero lo cierto es que Fidel, alcalde de San Martín del Pimpollar, anduvo más listo. Hizo valer ante las autoridades sanitarias que su pueblo era el más próximo al centro natural de la zona y en breves días, acondicionó parte de su ayuntamiento para convertirlo en centro de guardias. Los médicos aceptamos su propuesta, e iniciamos las guardias centralizadas.

Las autoridades sanitarias provinciales recibieron a Pedro y Fernando, quienes expusieron sus quejas por considerar que Hoyocasero tenía más mérito que S. Martín del Pimpollar, en la ubicación del centro.

Fui llamado a capitulo por mis jefes en Ávila, para que aplacara los ánimos del pueblo. Mis superiores, Genaro Maté y Miguel Mínguez, habían sufrido una retención días antes por parte de los vecinos de Casillas (Valle del Tiétar), por un asunto similar. No Querían verse de nuevo en las portadas de los periódicos y decidieron que fuera yo, quien diera la explicación al pleno municipal.  Quizás les disgustó que fueran puenteados y nuestros problemas los exhibiéramos directamente en Valladolid.

Cuando a instancia de mis superiores, el 10 de septiembre de 1985 acudí al ayuntamiento para dar una explicación al Pleno, lo encontré abarrotado de gente, muchos forasteros por la coincidencia próxima a la fiesta del pueblo, con gente mayor y niños en la escalera. Desde el primer momento, pensé que la explicación la debería haber dado el alcalde, el secretario o mis jefes, pero nunca yo, que me consideraba un simple trabajador.

En la exposición de los hechos, les informé de las reuniones que los médicos habíamos tenido con nuestros compañeros de las zonas limítrofes (Burgohondo y Navarredonda). A ellos tampoco les interesaba admitirnos en sus Zonas Básicas de Salud y fuimos rechazados.

 Acabé apesadumbrado de una reunión en la que se me acusó de ser el responsable de tal decisión. Algo incierto, pues a nadie, más que a mí, hubiera interesado que dicho centro se hubiera ubicado en Hoyocasero.

Bien entrada la noche, en las proximidades de mi domicilio coincidí con un miembro de la corporación, precisamente de los que se mostró más beligerante conmigo durante la reunión. Después de una larga conversación sin testigos, me hizo ver lo complicado que es tener responsabilidades políticas en un pueblo pequeño, donde por encima de las ideas políticas están los lazos de amistad o enemistad no solo tuyos sino de tus padres, hermanos o hijos.

 Acepté sus disculpas y aunque mi conciencia estaba tranquila, pensaba en Javier, que al no vivir en el pueblo se evitaba estos disgustos.

Siempre creí y así lo manifesté en la reunión del ayuntamiento que, con el tiempo, tanto Hoyocasero como Navalosa, acabarían integrándose en el centro de salud de Burgohondo. Con el tiempo, se vino a confirmar mi premonición.

A pesar de todo, seguí viviendo en Hoyocasero. Con Florentino como alcalde se remodeló el consultorio, Seguí disfrutando de mis amigos y atendiendo sus urgencias las 24 horas del día, pero ya sin tener que pedir favores a mis compañeros cuando me ausentaba.

Por extraño que parezca, años después me tocó vivir la misma situación, en Villavieja de Yeltes (Zona Básica de Salud de Vitigudino). Con incidentes aún más graves. Parecía que un maleficio me perseguía, pero ya había aprendido la lección: “Los cargos con las cargas”.  Fueron los gerentes los que se explicaron y yo me dedique a trabajar que era lo mío.

 Incidente

En el mes de junio de 1987, pude sufrir un accidente en la curva de acceso al pueblo. Las obras que el ayuntamiento estaba realizando obligaron a cortar dicho acceso. Todavía me acuerdo del iluminado que señalizó dicho corte en ese lugar, sin aviso previo del mismo, con escaso margen de maniobra y a partir de media tarde con un bidón en el centro. No sé si para que se viera mejor o para asegurar el accidente.

Lo grave fue que desde que puse el aviso a las 9 de la mañana, tanto en el cuartel de la Guardia Civil
como en el Ayuntamiento, no se corrigiera dicha señalización hasta las 8 de la tarde.

Al día siguiente, me vi obligado a denunciar el hecho ante la Jefatura Provincial de Tráfico. Todavía conservo las alegaciones que presentó el Ayuntamiento. Si las conservo es porque no tienen desperdicio.

Dejo el video, para que al menos los vecinos se acuerden de mí, cada vez que pasen por ese lugar.



 Asdrúbal y Pancho

En 1987 la Junta de Castilla y León estableció la BRIF del Puerto del Pico contra incendios. Dotada de un helicóptero, cuyo conductor era Pancho y Asdrúbal su auxiliar de mantenimiento. Gracias a ellos, puedo compartir hoy con vosotros, las imágenes grabadas entonces desde aire.


 


Continuará…

miércoles, 11 de noviembre de 2020

MEMORIAS DE UN MÉDICO RURAL V (Escritas por Antonio Blanco)

 

CAPITULO 5.  LOS COMPAÑEROS.

 Dijo William Shakespeare: "Guarda a tu amigo bajo la llave de tu propia vida"

Juan Carlos, Antonio y Harpo
        Emoción

Por desgracia, mi compañero en Navalosa Juan Carlos, falleció en el año 2000, víctima de un puñetero cáncer.  Cada cumpleaños le recuerdo porque había nacido un día antes que yo.

A Rosa, su viuda, no le quedó más remedio que echarle valor a la vida y sacar adelante a sus seis hijos.

 

 

  Hay cosas que nos hieren los recuerdos y otras que, aunque quieras no se olvidan.  Con su marido en la memoria y el recuerdo de unos hijos que disfrutaron poco del padre, para mí ha sido gratificante saber que Marta, Esther, Juan, Miguel, Lucía, y Ana son universitarios bien situados. Han sabido agradecer los esfuerzos de su madre y hasta la han hecho abuela.

Dicen que con el tiempo nos cambia el físico, pero no la voz.  Cuando esta semana pasada, al descolgar el teléfono oí la voz de mi compañero Javier, tanto tiempo después, la identifiqué inmediatamente como aquella con acento madrileño que nos criticaba al resto por estar demasiado enganchados al pueblo, o me comunicaba mi nuevo destino en Vitigudino. Había tenido conocimiento de este blog y estaba dispuesto a colaborar en el encuentro de la niña de Cepeda. Estuvimos más de una hora hablando y aun hubiésemos seguido de no ser por las obligaciones familiares de cada uno. 

Sin más preámbulos paso a desarrollar el capítulo como lo tenía concebido.


Compañeros.

Para no ser desconsiderado con aquellos que favorecieron mi labor como médico entre vosotros, tengo que reconocer que no solo me levantabais a mí por la noche, sino también a José Miguel, que se encargaba de la farmacia de Hoyocasero.

También José, marido de Celia y médico de Navalacruz, que por motivos familiares pasaba muchas tardes en el pueblo, tuvo que resolver algún que otro caso urgente.   

Mis compañeros médicos de los pueblos cercanos eran: Juan Carlos Asensio, vallisoletano y médico de Navalosa. Excelente profesional y mejor persona.   Su esposa Rosa, abandonó por amor, una cotizada plaza de enfermería en Valladolid para estar con su marido. Por proximidad, pasaba muchas tardes con ellos y con Carmen, la nueva farmacéutica a quién en ocasiones visitaba su novio Alejandro. Un día Carmen les regaló un jovencísimo mastín negro al que llamaron “Harpo”, hijo de su “Aza” que abultaba más que ella.

Aprovechaba las tardes primaverales, para ir haciendo footing hasta Navalosa. Aunque en realidad, solo corría cuando pasaban los coches, en plan exhibicionista, el resto lo hacía andando y siempre bajo la atenta mirada de mi perrita que se apartaba de la carretera en cuanto oía algún vehículo. Los kilos que perdía en el camino, los ganaba con los buenos embutidos de su despensa. 


Marta
su primera hija nació en julio de 1985 y a ella siguieron cinco hijos más.  Todos aceptaron con gran resignación cristiana, la muerte temprana en el año 2000 de mi buen compañero Juan Carlos.

En S. Martín del Pimpollar ejercía Rocío Diez, madrileña aunque con raíces familiares en León.  era la más joven de todos. Vivía a la entrada del pueblo en la casa del médico acompañada de su perrita “Pelines”. Era una mujer independiente y cercana con los compañeros. Con un buen ojo clínico. Tener que acceder a Hoyos de Miguel Muñoz (el pueblo más alto de Castilla y León) por un camino nevado e intransitable, la convirtió en una experta conductora en nieve.  Lo hacía en su flamante Scort Rojo y a velocidades que ninguno de los demás éramos capaces de seguir. 

Su valor quedó demostrado cuando tuvo que detener la consulta en Hoyos de Miguel Muñoz como consecuencia del dolor provocado por un cólico nefrítico. Entre paciente y paciente se inyectó un nolotil intravenoso que le permitió acabar la consulta. Nunca se dio de baja laboral

Aunque ella  siempre lo negaba, su atractivo no pasaba desapercibido. Hasta el punto de ser advertida por una paciente en la consulta que le dijo: “tenga Vd. Cuidado con mi hijo, que es muy torero”. No sé qué pasaría por la cabeza de Rocío que todos los fines de semana se hacía más de 1000 km hasta Granada para ver a su novio, cuando no lo hacía él en sentido inverso.

Mantenía buena relación con los jóvenes, Alicia, Rebeca. El Pibe, etc. Participaba en las clases de sevillanas y judo que impartía Pablo el cura y siempre será recordada en S. Martín como un excelente profesional. 

   Javier Estirado médico de Cepeda de la Mora, casado y con 2 hijos, era quien mejor conocía la zona, llevaba trabajando en Cepeda desde 1978, mientras su mujer Paloma, también médica, lo hacía en Ávila. Por su condición de casado y con dos hijos era el menos partidario de vivir en la zona e iba y venía a Ávila todos los días.

Aunque Javier disponía de casa en Cepeda de la Mora, solo la habitaba durante las guardias, o en ocasiones aisladas como cuando junto a Foud se vieron obligados a permanecer en ella debido a una gran nevada. En señal de agradecimiento, este último   intentó enseñarle árabe en pocas lecciones.  Imagino que algo se le quedaría. 

De la intensidad de esas nevadas fue testigo Rocio. La llamaron para ir a hacer un aviso a las 4 de la mañana en Cepeda. Debido a la fuerte ventisca, dio la vuelta a toda la zona desde S. Martín, y cuando se quiso dar cuenta estaba de nuevo en S. Martín. Con el depósito vacío y Sin percatarse de haber visto ninguna localidad.

 En S. Martin de la Vega de forma interina ejerció primero Maria José, atractiva y muy ennoviada, inconfundible, siempre vestía peto vaquero y después Foud , libanés  pelirrojo. Se hizo llamar Juan para facilitarle el nombre a los pacientes, que cada vez le llamaban de una forma distinta, porque no estaban acostumbrados a esos nombres tan raros. Simpático y siempre de buen humor.  Siento su muerte reciente.

 Nos reuníamos un día por semana, alternando las visitas en cada pueblo. El anfitrión estaba obligado a ofrecer una buena merienda-cena.  Comentábamos los casos clínicos más raros, Javier nos ponía al día de lo que se cocía en Ávila. De esas reuniones mantengo un vivo recuerdo la que tuvimos en mi casa a finales de abril de 1984. Tenía un fuerte catarro, les consulté a todos uno por uno el tratamiento. Hubo divergencias. Ninguno coincidía con el anterior.

 Se cumplió aquello de: “un médico cura, dos matan y tres, muerte segura”. Recuerdo que al final de la reunión tenía la casa llena de humo, ya que tanto Juan Carlos como Rocío eran fumadores empedernidos. Aquello no mejoraba, y al final seguí los consejos de tío Quico: vahos de higo.

Terminé ingresado en el Hospital Clínico de Salamanca con neumonía bilateral. ¡y eso que parecía que no era nada la cosa!


 La secuela más importante de mi baja laboral fue que durante ese periodo, Seni se dio a la aventura y se quedó preñada, con el consiguiente disgusto familiar.

 En otra reunión recibimos la noticia de que había sido publicada en el BOE la anulación de nuestra oposición y por tanto anulados los nombramientos y todo lo demás.

 Fue una buena movida nacional, imposible de aplicar, donde el más beneficiado, al menos económicamente fue nuestro abogado, Enrique Rivero, padre del actual Rector de la Universidad de Salamanca.

En resumen, además de contar anécdotas y casos clínicos, conspirábamos, cotilleábamos y asesorábamos a Rocío en su vida sentimental, aunque era una mujer que necesitaba pocos asesoramientos. 

Si algo teníamos en común los cuatro, era nuestro carácter beligerante y reivindicativo, pero eso es de otro capítulo.


Cuando había discrepancias entre nosotros, la reunión era en Venta Rasquilla y allí al calor de una buena chimenea, degustábamos las auténticas truchas del rio Alberche, y llegábamos a un acuerdo.  Los mellizos Carlos y Antonio defendían el negocio familiar heredado, junto a sus esposas. Con ellos, la incondicional Mari que entraba y salía del comedor a la velocidad del rayo y el simpático Bartolo despachando en la barra el auténtico café de puchero.


Aquí, el punto de encuentro...



Curanderos.

Teníamos todos gran curiosidad por conocer las técnicas empleadas por los curanderos de la zona, pues muchos de nuestros pacientes acudían a ellos, aunque no nos lo dijeran. En muchos casos realizaban una labor  compasiva en pacientes desahuciados por la medicina tradicional.

 De los que recuerde, uno en Sevilleja de la Jara al que los hijos de Longinos llevaron y puedo dar fe que le curó un cáncer de labio mediante un emplasto.

En Arenas de S. Pedro, ejercía una curandera que al parecer transmitiá una especie de electricidad cuando ponía las manos sobre el paciente. Eso me contaron las hijas de Sabina, aquejada de un tumor cerebral. Al menos en ella no hubo ningún beneficio.

También en Arenas, practicaba un curandero en la trastienda de un bar. Un día Rocío con la intención de descubrir nuevas técnicas, acompañó al Pibe de S. Martín del Pimpollar, quien había sufrido un esguince de tobillo durante la trashumancia.  Tras unos toqueteos y sacarle los cuartos, le dijo que aquello no iba a curar si no acudía a un traumatólogo.

 

Formación

Con toda seguridad al nieto de Unamuno en más de una ocasión se le vendría a la cabeza la frase de su abuelo: "Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento"

 Aunque éramos jóvenes y nuestro trabajo era más bien escaso, nunca perdimos nuestros deseos de formación.  No siempre fuimos admitidos en los cursos desarrollados en Ávila, ya que la Administración recompensaba a los profesionales integrados en los recién creados centros de salud y nosotros no lo estábamos por meros motivos geográficos.

Cada uno de nosotros, además de llevar el maletín y las cadenas del coche, llevábamos una pala de albañil en el maletero que de algún apuro nos sacó en nevadas intensas cuando regresábamos de un curso en Ávila.   

Con todo lo anterior, es de valorar lo siguiente:  A finales de febrero de 1985, contacté con el Dr. Pablo de Unamuno, quien después fuera catedrático de dermatología de la Universidad de Salamanca. Se ofreció a acudir a la sierra para resolver nuestras dudas. Le acompañaron el Dr. Velasco y otros tres miembros de su equipo en Salamanca.

Lo hicieron al terminar su jornada laboral y en un día que amenazaba nieve.  

Mucho te tiene que gustar tu especialidad, para ir a resolver a aquellos cinco médicos abandonados por la Administración, en plena Sierra de Gredos, sus lagunas dermatológicas.  En un día como aquel, impredecible en lo meteorológico.

   Desde entonces mantengo buena amistad con él y esta fue la primera sesión de muchas, que de forma periódica tuvimos el privilegio de compartir en Vitigudino. Siempre lo hizo de forma altruista. Una vez finalizada su jornada laboral, emprendía los 70 km de distancia. Los pocos o muchos conocimientos que podamos tener en dermatología, quienes coincidimos allí, se los debemos a Pablo. Y ya veis, todo como consecuencia de esa primera reunión en el hostal Almanzor de Navaredonda. Un día frio del mes de febrero de 1985, en el que lo que más apetecía era estar al brasero en el propio domicilio.

Además de ser un convencido defensor de la Sanidad Pública, sin duda Pablo de Unamuno ha sido el especialista hospitalario que yo conozca, que más esfuerzos ha realizado por acercar el hospital al medio rural.  

Continuará….