jueves, 28 de febrero de 2013

JOSÉ JIMÉNEZ GONZALEZ RECUERDA PARA NOSOTROS SU ENTRADA EN QUINTA EN 1950. (TERCERA PARTE).


·        No pudieron correr los gallos por el nevazo que había caído, pero no por ello dejaron de celebrarlo.
 

·        En 1950 el año que entró en quinta recuerda que fueron 13 los quintos que se tallaron.           
 

Con el permiso de todos, nos vamos a trasladar al año 1950, año en el que entró en quinta nuestro protagonista de hoy, José Jiménez González que esta semana cumplió 83 años, cuando Sonia le preguntó a su padre si se acordaba de cuando entró en quinta, una sonrisa se reflejó su cara, y retrocedió 60 años recuperando para nosotros esta tradición tan importante.
 
 
 Recuerda que ese año eran trece los quintos: "Candi", “Santiago”, “ Ino”, “Justino Murillo”, "Vitor", Vidal", "Nicolas", "Faico", "Pedro Cholas", "Generoso" y él mismo, no se acuerda de más. Claro cuando le preguntamos por el reconocimiento nos responde: “que el encargado de tallar  a los mozos era el Alcalde”, entonces no había médico en Hoyocasero. El tallaje pues consistía en medir a los mozos, y el que no daba la talla pues quedaba fuera, una pícara sonrisa le ilumina la cara, no sabemos si alguno no la paso…
 
Como ya explicábamos, el domingo de carnaval se dirigieron todos al Ayuntamiento de Hoyocasero para ser tallados, vestidos con su mejor traje y acompañados por familiares y amigos, allí “Tio Tiburcio”, Alcalde de Hoyocasero en aquel año, fue el encargado de recibirles y junto a los concejales fueron tallándolos uno a uno. A partir de este momento comenzaba la fiesta y tuvo que ser buena porque a José se le ilumina la cara y no deja de sonreír mientras lo recuerda.

La casa de los Quintos de este año era la de “Tio Genarillo”, allí los quintos y quintas de 1950 disfrutaron de su fiesta. José recuerda el momento del lunes de carnaval cuando fueron pidiendo por las calles de Hoyocasero, dice que para la época que era, sacaron mucho. Ellos iban con la música pidiendo, y llevaban una lata donde iban colocando los chorizos que les daban para los quintos y que después junto a el guiso que prepararon las mujeres con los gallos se comieron en el corral de Tio Genarillo.

Pero el momento más divertido de esta entrevista, llegaba cuando Sonia le preguntaba por la carrera de gallos, nos comenta que en aquellos años, las carreras se hacían donde Tía Ana, pero que debido al nevazo que había ellos nos los pudieron correr, entre risas recuerda que al final los mataron en la plaza y desde allí al puchero…..

A José le toco realizar la Mili en el Regimiento de Caballería de Alcalá de Henares, en el Regimiento de Santiago nº 1, allí estuvo cumpliendo los dos años de mili obligatoria que por aquel entonces se hacían, y para acudir a filas, andando se fue hasta la Venta del Obispo donde cogió el “coche de línea” que desde Arenas de San Pedro iba hasta Ávila. En Ávila cogió el tren que lo llevaría hasta Madrid y a la Ciudad de Alcalá de Henares y desde la Estación andando hasta el Cuartel.
 
División de Caballería. Alacala de Henares (Madrid)
Año 1951.
 
División de Caballería. Alacala de Henares (Madrid)
Remplazo 1951.

Como José sabía leer y escribir, rápidamente ascendió a Cabo furriel, allí se sacó el carnet de conducir.
 
 
Al final emocionado nos dice: “es la etapa de mi vida que mejores recuerdos me ha dejado”, será por eso que recuerda cada detalle como si fuera ayer.
 
Además, aquí os dejamos una coplilla, que nos ha cantado y cuya letra integra hemos recuperado gracias a Internet.
 
 
 

COPLAS DE QUINTOS:

 
Vela allí la talla,
vela allí el tallero,
vela allí la talla,
donde me midieron.
Donde me midieron,
donde me tallaron,
vela allí la talla,
vela allí está el palo.
El día que me tallaron,
mi corazón palpitaba,
en ver en aquel madero,
soldado me declaraban,
El día que a mí me pongan,
la ropa de militar,
quien me lo manda poner,
me lo mandará quitar.
Quintos del "50",
no lloréis ni tengáis pena,
que nos llevan a Melilla,
a ver las caras morenas.
 
Con este artículo, queremos animaros a que nos contéis vuestras vivencias, con ellas lo que logramos es recuperar las verdaderas tradiciones que hemos tenido en Hoyocasero y que de lejos, son mucho mejores que algunas de las celebraciones que tenemos ahora.

 

domingo, 24 de febrero de 2013

LA ENTRADA EN QUINTA, UN MOMENTO CRUCIAL EN LA VIDA DE NUESTROS VECINOS. (SEGUNDA PARTE)


·        Suponía pasar a tener los privilegios de los mayores, desde tomar un chato de vino a poder tener unos días de fiesta sin pensar en el trabajo…..

Mucho han cambiado las cosas, desde la desaparición del Servicio Militar obligatorio, tras repasar en el pasado artículo la creación de la “Mili”, hasta su desaparición en el año 2001, el momento de la talla, suponía uno de los momentos más importantes en la vida de un joven, no solo en nuestra localidad, si no en toda España. Gracias a la colaboración de José Jiménez y María Martín, nos permitirá ir descubriendo como se vivían aquellos momentos.

Todo comenzaba el denominado “domingo gordo”, día en el que los mozos que entraban en quinta acudían al Ayuntamiento a que les tallaran. En los primeros años, era el Alcalde el encargado de recibir a los mozos y ejercer como máxima autoridad local de apuntar a los que realizarían el servicio militar. A posteriori el Alcalde estaba acompañado por el médico local, que también les pasaba un reconocimiento médico. 

Para este momento, los “quintos” eran acompañados por familiares y vecinos, acudían engalanados con sus mejores trajes y tras ser tallados, todos a misa, acompañados siempre por la música de las guitarras, que tan importante ha sido siempre en todos los eventos locales. 

Quintos Año 1959 Hoyocasero (Ávila).
Este día, era un momento crucial para los mozos, a partir de este momento se les consideraba “mayores” e incluso, el primero en invitarles a un chato de vino era su propio padre. 

Cuan importante debía ser esta fecha, cuando todo el mundo colaboraba, empezando por el Ayuntamiento que les cedía un lote de leña para que lo subastarán, siguiendo por todos y cada uno de los vecinos, que a la hora de hacer su matanza tenían presentes a los quintos y les dejaban su "aguinaldillo" para cuando fueran a pedir. Pero también estaban los que cedían la casa para que pudieran celebrar su fiesta. Eso si, con condiciones, "la casa debía quedar mejor que se la dejaban"....

El sábado era el día de pedir por las calles del pueblo, y como hemos mencionado todos colaboraban con los mozos, quienes acompañados por la música, no dejaban un rincón del pueblo por el que pasar. 

El martes de carnaval era el día en que se corrían los gallos, para la ocasión, los quintos se ataviaban con sus mejores galas, los chalecos y el pañuelo serrano, y sus quintas con el mejor mantón que tuvieran en casa, hasta el burro que les llevaría a correr los gallos iba engalanado con lazos y cascabeles. Para la ocasión se había criado un gallo, que siempre era el mejor que hubiera en el gallinero. 


Domiciano López  López y la Quinta del 1967.
Pedro Pérez y la Quinta del 1971

Los gallos se corrían al principio en el carretero, donde esta la Fonda de Tia Ana, lugar que cambió cuando el tráfico se intensificó y fue sustituido por las Eras de la Ruiz. En el punto donde se iban a correr los gallos, se colocaban los postes y se ataban los gallos, en ocasiones hasta con alambre para que resultara imposible cogerlos a la primera… 

Domiciano López. Quintos 1967.
Y después…., todos a la plaza, allí llegaba el turno a las quintas, que torearían a la vaquilla en la plaza. Para ello, los quintos les cambiaban el mantón por la mantilla, y un mozo que ya había entrado en quinta se colocaba en el armazón que habían preparado, y las quintas se encargaban de torear,  y tras unos bailes en la plaza, la fiesta continuaba en la casa de los quintos.  


Quintos y Mozas con mantones en Hoyocasero. Año 1959.
Quintos 1959. 

Quinta toreando la Vaquilla en los Quintos de 1987.

El miércoles de ceniza, se realizaba el entierro de la sardina, y los quintos visitaban las casas, siempre acompañados con música, con un caldero lleno de gomas, cuernas y cualquier otro elemento que oliera mal, María recuerda que Tía Segunda “La Caldera”, siempre decía: “sí, que entren en mi casa con el “deshajumorio”, que así se van los malos espíritus”. 

Pero la fiesta no acababa aquí, duraba tanto como les duraba la comida y las ganas, quizás, este tipo de eventos hacía que los que habían sido quintos y celebrado su fiesta, mantuvieran su amistad de por vida.

lunes, 18 de febrero de 2013

LA FIESTA DE “LOS QUINTOS”, UNA TRADICIÓN SINGULAR. (PRIMERA PARTE).


·       La entrada en sorteo, suponía un momento crucial en las poblaciones y en las familias de los mozos que serían llamados a filas.

 
·       Los carnavales era el momento clave, donde los quintos disfrutaban de un ambiente festivo antes de incorporarse a filas.

Sorteo de los quintos.
 
Desde que en el año 2001, el Gobierno español firmara el Real Decreto por lo que el Servicio Militar dejaba de ser obligatorio, en muchas poblaciones el sentido que tenía esta festividad se mantiene en unos casos, pero en la mayoría ha perdido toda la esencia y tradición que suponía para los mozos la llamada a filas.

La idea es recopilar, ayudándonos de los recuerdos de nuestros vecinos como era la celebración de “Los Quintos” en nuestra localidad, pero antes creemos que es muy interesante conocer un poco, como fue instaurado el Servicio Militar en nuestro País y cuando. Seguro que todos hemos escuchado a nuestros abuelos, padres o hermanos alguna frase o historia de “la mili”; o algún comentario como  “amigos como los de la mili ninguno”.

Carlos III
 
Gracias a la hemeroteca de ABC, nos ha permitido conocer que cuando el Rey Carlos III promulgo la Real Ordenanza de Reemplazo Anual del Ejército Obligatorio, el 13 de noviembre de 1770, su ejército contaba con 115.000 soldados.

Real Ordenanza Promulgada
por Carlos III.
  
A diferencia de lo que después se promulgó, en el siglo XVIII, existían gran cantidad de exenciones para realizar el servicio militar, por lo que los únicos que acababan cumpliéndolo eran los campesinos más pobres, teniendo que dejar el sostenimiento de sus familias para marchar ocho años al Ejército.

Librarse de la mili, 15.000 reales

A medida que iba pasando el tiempo, el servicio militar se fue acondicionando a  las distintas trasformaciones que se iban produciendo. En 1800, las causas de exención fueron reducidas, pero en 1812, las diferencias sociales volverían a acentuarse, al promulgarse en las Cortes de Cádiz la “redención en metálico”. Aquellos que no podían pagar los 15.000 reales, no podían librarse, por lo que el ejército pasó a ser cosa de pobres.

Esta norma se mantuvo durante un siglo, hasta la llegada a la presidencia de José Canalejas, con su idea de limar las injusticias en el remplazo. Poco antes de ser asesinado en 1912, eliminó la “sustitución” y la “redención en metálico”, ofreciendo la posibilidad de que los reclutas con cierto nivel económico pudieran pagar 1.000 o 2.000 pesetas, para prestar un servicio militar de diez o cinco meses y el resto, tres años..

Fue con esta medida con la que al servicio militar se le comenzó a llamar popularmente «mili».
 

Miles de jóvenes del campo se incorporaban a los acuartelamientos urbanos

 Con el paso del tiempo, el servicio militar se fue reduciendo, y así de los tres años que se cumplían en 1912, pasaron a cumplirse dos en 1940, entre 15 y 24 meses en 1968, un año desde 1984 y nueve meses en 1991. Durante este tiempo. Las ciudades llenaban sus calles con jóvenes que se incorporaban a los acuartelamientos, muchos de los cuales se integraban en la vida de la ciudad si encontraban un trabajo.

 
Lo cierto es que en pocas ocasiones se reconoce el interés que han tenido siempre las Fuerzas Armadas por mejorar la calidad de vida de sus reclutas, destacando sobre todo sus esfuerzos para acabar con el analfabetismo. Ejemplo de ello es que, a partir del final de la Guerra Civil, prácticamente todos los soldados que cumplían la mili, salían de los cuarteles sabiendo leer y escribir, e incluso recibían formación técnica`para aprender un oficio que les permitiría incorporarse a un trabajo bien remunerado una vez finalizara el periodo en el ejercito.

Alejandro Rodríguez 1963. Madrid.
Aprendiendo el oficio de Camarero.
 
Las quintas dieciochescas y el servicio militar configuraron todo un mundo de personajes (quintos, reclutas, oficiales de enganche, etc), de tradiciones y actos administrativos (entrada en caja, reconocimiento médico, determinación de la talla, sorteo, fiestas de quintos, etc. ) y de organizaciones (cajas de recluta, banderines de enganche, etc), que dejaron una profunda huella en la sociedad y en sus costumbres.

Hilario Martín López. Sidi Ifni. Año 1960.

Hilario Martín López. Sidi Ifni. Año 1960.

Benjamín González. Sidi Ifni. Año 1961.

Benjamín González. Sidi Ifni. Año 1961.



Alejandro Rodríguez Jiménez.
Madrid. Año 1963.

Dionisio Pérez. Sidi Ifni. Año 1964.

Dionisio Pérez. Sidi Ifni. Año 1964.

Dionisio Pérez. Sidi Ifni. Año 1964.

Dionisio Pérez. Sidi Ifni. Año 1964

 
El 9 de marzo de 2001, pasados doscientos años desde la promulgación de la Real Ordenanza dictada por Carlos III, iniciaba su andadura el Ejército profesional, acabando así con el soldado de reemplazo.