Querida amiga:
todos los que te conocimos, sufrimos tu muerte, tu temprana marcha fue uno de los días más difíciles de nuestra vida. Algo se nos marchó y la pena inundó nuestro ser. En este momento, en el que aún nos encontramos en una nube que envuelve nuestra mente y nuestros corazones, queremos recordarte tal y como a ti te gustaría, celebrando tú 50 cumpleaños.
En una ocasión, hablando con mi abuela Conce sobre la festividad de "Los Santos", ella me decía que era una fiesta de alegría, que se celebraba para no olvidar a los que ya se han ido, porque mientras se les dijera una misa, se pusiera una sepultura o se rezara una oración por ellos, su espíritu permanecía entre nosotros. Pues bien, creo que esa es la forma en la que hoy debemos celebrar tú cumpleaños, recordándote para que estés con nosotros.
Son muchas las cosas buenas que nos has dejado, muchas vivencias y buenos momentos. Pero sobre todo, nos diste una lección de vida. Sonia, fuiste una luchadora que se aferraba a la vida, te agarrabas desesperadamente a todo aquello que supusiera un minuto más: nuevos tratamientos, nuevos fármacos, intervenciones..., aunque las recuperaciones fueran largas y duras, durísimas. Jamás he visto a una persona soportar la quimioterapia como lo hacías tú, las citas semanales con tú oncóloga, las idas y venidas en taxi de Ávila a Madrid... Te ingresaban y siempre tenías palabras de esperanza, siempre tenías planes y proyectos por hacer.
Siempre supiste sobreponerte a los envites negativos, los familiares y los personales y nos vas a permitir que hoy recordemos de manera somera los buenos ratos que compartimos juntas como amigas. Fuimos Mosqueteras en el pueblo, conquistando las calles, bailando y divirtiéndonos, y de esos momentos siempre, por encima de todo ha estado nuestra amistad.
Pionera donde las haya, aún recuerdo algunos de nuestros momentos destinadas en Guipúzcoa, "la tierna", te decían algunos. ¡Con la fiera que había dentro!, que era capaz de enfrentarse sin ningún miedo ni reparo a los acontecimientos que se presentaran. Recientemente he estado cerca de Bermeo, y casi como si estuvieras conmigo, he vuelto a recorrer con mis pensamientos la 634 desde Irún y el maravilloso puerto de la localidad bilbaína que a ambas nos enamoró.
Y luego, la familia. ¡que suerte tener la familia que nunca nos falla!. Tú amaste a tú marido hasta la extenuación, a tú hija con el alma y el corazón. Siempre tuviste a tú hermana que lo fue todo, porque ejerció también de madre y que no te ha dejado ni un solo momento en tú camino. Tus sobrinos que en muchas ocasiones fueron hermanos y cómplices de tus secretos y con permiso de todos, tus amigas, que siempre y al igual que los Mosqueteros gritábamos: ¡todas para una y una para todas!.
El destino quiso que recogiéramos los retazos del grupo de danzas y lo volviéramos a recomponer, esto nos permitió aprender nuevas cosas, valorar nuestros orígenes, saber que la cultura popular no tiene límites, pero sobre todo, nos enseño a querer más a nuestro pueblo y a valorar todo lo que se ha ido quedando aparcado en el camino.
¡Siempre juntas!, porque siempre hemos sabido conjugar las carencias que teníamos unas y las virtudes de las otras para hacer cosas, porque siempre nos lo hemos pasado bien allá donde hemos ido, hemos disfrutado y conocido a mucha gente, unos se quedaron en el camino y siguen en nuestro recuerdo, otros siempre están ahí.
Estamos convencidas de que sigues vigilante a lo que hacemos, y que alguna faltilla nos sacarás cuando lo hagamos. Nosotras ponemos mucho cuidado en hacerlo como a ti te gustaría y te garantizamos que hemos mejorado en muchas cosas. Te has convertido en nuestro Ángel, que desde el cielo vigilas lo que hacemos, seguiremos pidiéndote que no dejes de hacerlo.
¡Sonia, teníamos prevista una gran celebración para nuestros 50¡, no lo podemos celebrar físicamente, pero lo haremos cerrando nuestros ojos, levantando la mirada hacía las estrellas y brindando por nosotras.
¡FELIZ CUMPLEAÑOS!