miércoles, 22 de marzo de 2017

EL PINAR DE HOYOCASERO

Se me pone la piel de gallina solo de pensar que, el pinar de nuestra localidad no podrá ser admirado por las generaciones venideras.

Un pinar por el que de niños, cuando lo recorríamos hemos sentido admiración, sobre todo, al ver esos enormes pinos, tan rectos y tan altos que parecía que estaban acariciando el cielo con sus copas. Un pinar, donde en primavera impacta el enorme contraste que nuestra vista puede apreciar, sobre un verde intenso se extiende un tapiz de flores amarillas, la "pulsatilla alpina" más conocida para los lugareños como "monterones", en el que surgirá la rosa de Alejandría, salpicándolo todo con su fuerte color, o cuando al agacharnos nos llega el olor de las campanitas. Si ahondamos en las zonas más húmedas podremos  agasajar nuestra vista con lirios y orquídeas, y también nos llegará la fragancia de la nieta.  ¿Como podremos prescindir de este privilegio?......

El Poeta Chino Han Shan dijo:

Las montañas, los ríos y la tierra misma son partes de la unidad. La mente clara es transparente; Toda la existencia puede verse a través de ella. La mente nublada por la ilusión del ego solo se ve a sí misma.

Este artículo, publicado en 2015,  nos invita a reflexionar sobre el futuro de nuestro pinar y sobre lo que se puede hacer para que logre regenerarse, no debemos permitir que se cumplan los peores presagios.


La dendroecología señala que no todo es culpa del cambio climático

  • Un equipo de investigación, en el que participa la UPM, concluye que el declive del pinar abulense de Hoyocasero, de especial interés ecológico, está causada por la gestión del hombre, lo que permite establecer medidas para garantizar su supervivencia.

Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), el Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (Inia) y la Universidad de Aix-Marsella (Francia)han puesto en evidencia cambios irreversibles en la estructura del pinar de Hoyocasero, situado en la provincia de Ávila, mediante técnicas de análisis dendroecológicos. Las conclusiones obtenidas señalan que la falta de regeneración de los pinos no proviene del cambio climático, sino de la gestión del hombre sobre la masa forestal y, por tanto, es posible establecer medidas de protección para garantizar su supervivencia.

Como en tantos otros enclaves de la península ibérica, el valioso patrimonio natural del pinar de Hoyocasero puede tener los días contados. La riqueza y el interés de las plantas presentes en este bosque vienen llamando la atención desde el siglo XIX de naturalistas nacionales e internacionales, como el alemán Heinrich Moritz Willkomm (1821-1895). En este enclave se describieron en su momento varias especies nuevas para la ciencia. Además, numerosas plantas de óptimo septentrional se conservan aquí como auténticas reliquias, sin olvidar las especies mediterráneas que destacan por su rareza en esta zona del Sistema Central.

Ejemplares de "Pulsatilla albpina subsp. apiifolia" en el interior del pinar de Hoyocasero y "Rhaponticum exaltaum" en flor, uno de los taxones descritos por primera vez para la ciencia en este pina. / Agustin Rubio Sánchez.
Agustín Rubio Sánchez, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros de Montes, Forestal y del Medio Natural de la UPM, ha analizado, junto a un equipo multidisciplinar de investigadores, la dinámica de este pinar —un pinar de pino silvestre— en relación con la colonización por otras especies forestales más tolerantes a la sequía, como el rebollo. En el estudio se han combinado datos dendrocronológicos, climáticos y dasométricos.

Los patrones de edad observados en los ejemplares arbóreos sugieren un origen natural para las dos especies presentes en el bosque, el pino y el rebollo. Conforme a la estructura de edad y a las referencias históricas, es muy probable que este pinar sea el último vestigio de un pinar más extenso que debía ocupar la región. Sin embargo, mientras que la regeneración natural es constante desde 1950 para los rebollos, casi no hay regeneración natural de pinos desde 1870. Las técnicas de análisis empleadas han permitido identificar una mayor afección a las altas temperaturas desde la primavera al otoño, así como un aumento en la sensibilidad del pino a la sequía en los últimos años. A pesar de todo, la estructura del pinar establecido en el siglo XIX todavía no evidencia síntomas de declive atribuibles al cambio climático.


Rodal dominado por rebollo (en primer término) en un claro abierto por la gestióno forestal en el pinar maduro (segundo plano). / Agustín Rubio Sánchez
Dado que la falta de regenerado del pino no es un proceso nuevo y se viene presentando desde antes de las evidencias sobre el cambio climático, los investigadores indican que el declive del pinar bien podría ser un efecto directo o indirecto de la gestión de la masa forestal. Así, la expansión de los rebollos parece ligarse a una reducción de la intensidad de la gestión antrópica desde mediados del siglo XX, probablemente relacionada con el descenso de la población local y el abandono del uso de la leña como principal fuente de energía en el medio rural.

La actuación del hombre sobre la masa forestal con las modificaciones que causa sobre la vegetación acompañante y las propiedades del suelo (cambios de acidez y de nutrientes) podría estar jugando un importante papel en la dinámica del bosque, destacan los autores del estudio. Por eso, advierten que mientras no se adopten medidas específicas que garanticen la persistencia del pinar de Hoyocasero, tal y como hoy lo conocemos, nos estaremos preguntando si este será el final de su valioso patrimonio natural.

GEA-IZQUIERDO, G., MONTES, F., GAVILÁN, R.G., CAÑELLAS, I. & RUBIO A, 2015. “Is this the end? Dynamics of a relict stand from pervasively deforested ancient Iberian pine forests”. European Journal of Forest Research, 134: 525-536. DOI 10.1007/s10342-015-0869-z.

En este enlace podéis escuchar la intervención de Agustín Rubio Sánchez, en su entrevista en la cadena Ser Ávila:

http://play.cadenaser.com/audio/063RD010000000026545/




sábado, 4 de marzo de 2017

LA FIESTA DE LOS QUINTOS Y LOS RITOS DE PASO

Un rito de paso, es un concepto que fue introducido por el antropólogo francés  Arnold van Gennep en sobre 1900, y relanzado mas tarde por el igualmente antropólogo Víctor Turner en su libro “El proceso ritual”; Ambos antropólogos coinciden en que los ritos de paso son fundamentales y necesarios para el desarrollo social del individuo a lo largo de su vida, especialmente entre la etapa de la juventud y la edad adulta, es en esta edad cuando se realizan las funciones sociales más importantes, se pasa de soltero a casado, por medio del rito de matrimonio sea civil o religioso; se socializa, perteneciendo o no a determinados grupos, partidos políticos, sociedades escolares, religiosas, secretas o de cualquier otro tipo; se inicia en el mundo del trabajo; en otros tiempos se iba a la mili o servicio militar de forma obligatoria.


Podemos considerar el servicio militar como un prototipo de rito de paso en el se cumplen las tres fases que marca Turner: una etapa de separación de la familia, vive durante un tiempo con algo que nada tiene que ver con el pasado ni con el futuro - vive en comunidad con otros iguales- a esta fase le llamaba liminal; por último la de agregación o reincorporación donde el sujeto se incorpora con todos sus derechos y obligación de acuerdo a su nueva posición a la sociedad.



En esta ocasión, queremos centrar nuestra entrada en las Carreras de Gallos, una costumbre que tras dejar de realizarse el servicio militar, el abandono rural y  el maltrato animal también cayó en olvido en Hoyocasero.



Este año, gracias a la ilusión de Isa y Elena y al apoyo de los padres de los Quintos, nos propusimos volver a recuperar esta fiesta que suponía un momento único en la vida de los que nos precedieron y donde al igual que este año la involucración de la familia era fundamental. En primer lugar como nos recuerda el Cronista Oficial Asturiano, José Antonio Fidalgo, "Los Carnavales -y esto, al menos, desde los tiempos del Siglo de Oro- son fechas propicias para las fiestas de juventud; “gamberradas” que se amparan en el anonimato y que causan gracia entre muchas gentes y serios disgustos a otras, que las padecen. 

Se dice, siguiendo un criterio de penitencia cuaresmal, que el gallo -promiscuo él – es símbolo del apetito sexual (o “carnal”, como solía decirse) y que “matando al gallo” se predicaban días de castidad. Cosa que cumplía la reina nuestra señora, doña Isabel II cuando en tiempos cuaresmales, no corría gallos, pero sí destinaba al general Serrano -el “general bonito” – fuera de la Corte para evitar tentaciones carnales… y caer en ellas.-Otros dicen, que como en carnavales se mataban gallinas para guisos y asados, no era cosa de dejar “viudo” al gallo.También se apunta que el gallo merece pena por haber sido quien anunció con su canto (et statim gallus cantavit) la triple negación de Pedro cuando la Pasión de Jesús.



En la actualidad no se corren gallos, pero si quedan testimonios del cantar:



"Con la licencia de Dios

y la del señor Alcalde

hemos de matar el gallo

en sin meternos con nadie.
Ya se te ha acabado, ¡oh gallo!
el dormir con las gallinas
y el cantar por la mañana
saludando al nuevo día.

Gracias a los Jóvenes de Hoyocasero que han entrado en Quinta, hemos vuelto a ver correr los gallos, eso sí con algunas pequeñas modificaciones, ya que no se pueden colgar los gallos vivos. Pero la pericia con la aguja de Elena ha hecho que pudiéramos ver boca abajo unos hermosos gallos en la plaza, que fueron corridos a lomos de un "burro" de palo por los quintos.







Allí en vez de los quintos del año anterior, era los involucrados padres los que balanceaban la cuerda para evitar que los gallos fueran recogidos con rapidez. Gracias la subida de la cuerda, pudimos ver unas carreras de lo más interesante que demostraron la buena forma física de los Quintos.

Una vez finalizada esta tarea, llegaba el turno de las quintas, las cuales ataviadas con el tradicional pañuelo de ramos atado a la cintura tenían que torear la vaquilla, siendo la quinta más pequeña la encargada de darle muerte.

Y al igual que hacían antes nuestros quintos, terminamos esta fiesta con la simbólica siembra de garbanzos. 

Cómo decía antes, gracias al sobre-esfuerzo de los padres, pudimos disfrutar de comida, ya que cuando llegaron con el lote de leña para subastar, nos dieron un pincho, de música que nos permitió bailar a lo largo de la jornada, gracias a Carlos, otro de los padres de los quintos y a unas maravillosas rosquillas y limonada que alguna abuela, hizo con la mayor ilusión.

Ahora solo esperamos, que las quintas venideras sigan esta hermosa tradición ya que la imaginación y las ganas de divertirse pueden suplir cualquier advenimiento.

Para finalizar alguna coplilla de los quintos, nos encantaría poder recuperar todas las tonadas, así que si os acordáis de alguna por favor mandádnosla.


"Los quintos son unos guarros
que no nos dan de beber
maldita sea la bota
y el que la lleva también"