viernes, 25 de octubre de 2013

LOS OFICIOS: TÍA JUSTA LA GORRERA DE HOYOCASERO. I

Esta mujer de 81 años, no ha dudado en enseñarnos durante largas horas para así aprender el trenzado del centeno consiguiendo así nuestra propia gorra.


El centeno como materia prima:


Sobre este cereal, John Seymour, en su obra "Los oficios del ayer" dejo escrito:

"La paja de centeno es larga, flexible, de tallo hueco, y menos quebradiza que el de otros cereales. En la península ibérica se ha usado profusamente tanto en la cestería Castellana, gallega, aragonesa, extremeña, andaluza y levantina. Sin embargo la sustitutiva implantación de maíz y trigo, provocaron el receso del centeno hacía el año 1880. 



El centeno tan cultivado en los campos españoles hasta hace tan pocos años, proporcionaba a los campesinos dos materias principales: el grano para la elaboración del pan, y la paja que se utilizaba en la elaboración de objetos de uso cotidiano".


Por otro lado en el clásico "Manual del Folklore", D. Luis de Hoyos y su hija, nos dejaban las siguientes consideraciones: "primeramente conviene diferenciar de un modo muy claro lo que se considera sombrero y lo que entendemos por gorra, para ello lo que cuenta es la anchura del ala, invariable y homogénea todo alrededor de la copa del casco del sombrero, y menguante hacía atrás si se trata de una gorra, dejando una abertura en la parte posterior para el moño.

"la gorra formaba parte del atuendo cotidiano de las mujeres, y su función principal era la de proteger del sol, quedando la función decorativa en un segundo término. Lógicamente  la gorra suele llevarse junto a la indumentaria de diario y no de gala.
Respecto a la decoración con cinta o lana, la nota común es la observación del luto y la adecuación a la edad, de modo que las mujeres mayores, suelen adornar su gorra con colores oscuros o negro, mientras que las más jóvenes lo hacen con otros tonos más alegres".



En primer lugar queremos agradecer a Tía Justa su disposición a enseñarnos, solo nos puso una condición, "me tenéis que traer la paja".
Y bueno, una vez conseguida la materia prima, quedamos con ella para que nos diera unas clases para el aprendizaje. Durante los días que nos estuvo enseñando, ella fue la primera en llegar, a las 16:00 horas en "Las Escuelas", y allí estuvimos varios días hasta las 21:00 horas, y porque teníamos que ensayar, que si no.... ¡que bueno estaba ese cafetito con pastas!.....
Estas largas tardes, nos permitieron conocer un poco más la vida de Tía Justa, así conocimos que su familia, entre ellos su padre que era el mayor de los hermanos y que tenía 10 años cuando llegó a nuestra zona, provenían de Valencia, y llegaron aquí haciendo la carretera, puesto que eran canteros. Y aquí en la zona, en la provincia se quedaron.


Pero claro, nosotros queríamos saber más sobre la profesión y ella a golpe de tejer la paja, con la destreza de quien lo ha hecho en muchas ocasiones, nos contaba que cuando la gente sembraba ellas acudían a las eras a escoger el centeno.
En aquella época había varias mujeres que confeccionaban las gorras: tía Jerónima, tía Benita, tía Fili, y ella. Ellas trabajaban por encargo y hacían las gorras para todas las mujeres del pueblo. Era una forma de colaborar con la economía familiar, si bien era un trabajo solo de mujeres. Tras tejer el trenzado, que tiene que tener una medida exacta, se confeccionaba el cordoncillo, el encarrujado y el piquillo y a partir de aquí con hilo, aguja y dedal, se confeccionaba la gorra.


Gracias a esta incansable mujer, nosotras fuimos a Candeleda con nuestras gorras, un elemento que creemos debe ser incorporado a nuestras actuaciones, y que al igual que hicieron nuestras maestras Lucita y Luci, diferencia a las maestras de las alumnas.
¡Cuanto tienen nuestros mayores que enseñarnos aún!. GRACIAS TÍA JUSTA










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