domingo, 19 de mayo de 2013

UNA LEYENDA SINGULAR DE NUESTRA POBLACIÓN

Una leyenda es una narración de hechos naturales, sobrenaturales o una mezcla, que se narra y trasmite de generación en generación de viva voz o literalmente, generalmente el relato se sitúa de forma imprecisa, entre el mito y el suceso verídico que le confiere cierta singularidad.


Y algo de cierto debe de haber en esto, hoy vamos a plasmar en el blog un relato que a mí personalmente me trasmitió mi abuela, y no soy la única, yo aún recuerdo cuando cursando tercero de primaria, mi Maestra de aquel entonces María Luisa, nos pidió que hiciéramos una redacción sobre algo de la localidad. Yo salí corriendo de la Escuela y me fui a ver a mi abuela "Conce" para que me contara alguna historia de Hoyocasero y así poder hacer la redacción. Y me sorprendió claro que me sorprendió, es uno de los muchos recuerdos de mi abuela, pero quizá sea de los que más me gustan, porque al contármelo, perdurará en el tiempo esta vieja leyenda popular.
 
Como de todos es bien conocido, el lugar donde se ubica la Ermita de nuestro querido Cristo, antaño fue la iglesia de un poblado llamado Navamuñoz, en este lugar también estaba asentado el cementerio de la  población. Seguro que muchos recordarán como, en las diferentes obras que se han ido realizando para la mejora de la ermita aparecieron los restos humanos.
 


Según me contó mi Abuela,sin poder precisar el tiempo, en esta población se celebró una boda, la boda de alguien muy importante porque estaba invitado todo el pueblo, puesto que acudió todo el mundo, todos menos tres ancianas que declinaron la invitación por tener que cuidar su ganado.
 
Durante la celebración del evento, todos los invitados comieron y bebieron, y al parecer todos debieron beber del agua de la fuente del pueblo, la cual, según contaban había sido envenenada por una salamanquesa durante la celebración de la boda.

 

Este hecho hizo que todos los habitantes del lugar fallecieran,  todos menos nuestras tres ancianas que al verse solas en el pueblo decidieron irse a vivir a las poblaciones cercanas, acordando que la ermita y el Cristo de Navamuñoz pasara a manos del pueblo en el que fallecieran la última de las tres.
 
Una se marchó a Serranillos, otra se fue a vivir a Navalosa y la última a Hoyocasero. Afortunados somos estos últimos porque la anciana que fue a vivir a nuestro pueblo fue la última en fallecer y nos dejó en herencia a Nuestro Cristo de los Santos y una maravillosa fiesta que revivimos año tras año. 
 
Esperamos que os haya gustado esta leyenda popular.





3 comentarios:

  1. A mí me ha encantado. No la conocía y ya no se me olvida.Gracias por compartirlo

    ResponderEliminar
  2. Me la han contado muy igual en Navalosa. La diferencia es que el pueblo estaba en Navalvao, cerca de la ermita del Santillo. Allí hubo muchas muertes, enveneniento (no recuerdo bien), y sus habitantes se fueron al actual asentamiento de Navalosa.
    No se si será cierto, es leyenda... pero algo hubo. Coinciden muchas cosas. Tendremos que preguntar a alguien de Serranillos.

    Mercedes

    ResponderEliminar
  3. Mi abuela Matilde decía que el agua lo enveneno una bruja porque no estaba del todo de acuerdo con la boda

    ResponderEliminar