* Tía Isabel nos recibió en casa junto a sus hijos, encantada de compartir sus recuerdos con todos nosotros. Rememora que en Cuaresma iba al Cristo con sus amigas, se acuerda de tía Bienve, tía Susana, Heltrudes..., y que todas iban rezando el Rosario.
T
Volvían al pueblo y los viernes acudían al Vía Crucis, se emociona al recordar lo bonito que era el Miserere. Dice que se cantaba junto al Cristo del Perdón. Alude a que antaño también se iba a rezar el Vía Crucis por las Eras de la Ruíz, terminando en el Calvario que allí había.
Pero sobre todo evoca cuando el
Viernes Santo, tía Conce y su hermana, tía Martina, salían cantando, ambas
vestidas de blanco, su padre tío Joaquín en el medio y los tres detrás del Sr.
Cura. Era la procesión del Silencio que se realizaba al anochecer. La emoción
la embarga al recordar como al salir la procesión por la Iglesia una decía:
Donde va la Soledad
A deshoras de la noche
Y la otra contestaba:
Voy en busca de mi hijo
Que le entierran esta noche.
Su hija Mari, recuerda esa misma procesión,
y comenta, el silencio que invadía las calles del pueblo, los hombres todos
descubiertos con las gorras y las manos a la espalda, el silencio era increíble.
En estos momentos, tía Isabel menciona a su marido, tío Faustino, quién el sábado de Gloria, tocaba la ronda a
Tío Genaro, padre de tía Isabel, fue el cofrade de la Vera Cruz, tía Isabel dice que estuvo once años, y se encargaba de nombrar desde el altar mayor diciendo: "Se presenten los de la Veracruz". Recuerda que su padre solo tenía una camisa blanca, la cual ella debía tener el Viernes Santo, lavada y planchada.
Con una sonrisa en la boca y los ojos iluminados, nos cuenta que los Cofrades que no
pagaban tenían que pagar un duro. Y que todos iban con su buena capa y muy bien
vestidos.
Donde va la Soledad
A deshoras de la noche
Voy en busca de mi hijo
Que le entierran esta noche.
Salio la blanca Paloma
En busca de su hijo
Que de espina le coronan
Luceros de cuatro en cuatro
Van alumbrando al Señor
La noche de viernes Santo
Noche de tanta pasión.
Un poco nos hizo esperar tía María, mientras tío Venancio nos hablaba de su quinta. Cuando llegó y al preguntarla si se acordaba de como se celebraba la Cuaresma en Hoyocasero, nos dice que claro, aludiendo a cuando iban al
Cristo, y se rezaban tres Rosarios y que luego allí, en la ermita, las mujeres cantaban y decían muchas oraciones. Nos comentó, que como no había ni televisiones, ni radios ni otros
entretenimientos pues lo que hacían era rezar.
Primero iban al Rosario, sobre las
cuatro. Luego se iban al Cristo, al anochecer había Vía Crucis, y luego
el Miserere, los viernes. Ella recuerda que cada viernes se hacía en un altar.
Y luego el Sr. Cura se subía a la tribuna y tío Quinti tocaba el armonio y
cantaban en latín. Estos cánticos se hacían con mucho sentimiento y no faltaba
nadie la iglesia los viernes, se llenaba.
El jueves Santo se ponía el monumento,
y los cofrades de la Vera
cruz eran los encargados (tío Genarillo
y Tío Manuel) del lavatorio de los pies y de celebrar la festividad de la Santa Cruz.
Tío Venancio recuerda también como
llamaban en la iglesia a los que tenían que acudir al lavatorio, y que cuando
les nombraban respondían: “presente, aquí estoy”.
Tía María evoca, que el viernes
Santo, el Via Crucis se hacía por la mañana, recuerda que un año fueron hasta
el Cristo cantando las estaciones. Luego se celebraban las siete palabras, por la tarde se hacían los oficios y por la noche, la procesión del
silencio y el sermón de la
Soledad.
El domingo de resurrección se sacaba
la imagen del resucitado primero y después al Niño de la Bola , por una puerta salía
esta imagen y la Virgen
del Rosario por la otra. La
Virgen salía con un manto negro por encima que se le quitaba
cuando se encontraba con su hijo. Su tía, la abuela de Maruja de tío Gaspar, se
encargaba de esta Virgen.
Recuerda de forma especial a un sacerdote, D. Emiliano, que les enseñó muchas canciones, entre ellas el Himno al Cristo que cantamos en la actualidad.
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